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LOS DIOSES OLÍMPICOS

Hay muchos dioses dentro de la mitología, hay mayores y menores, pero estos son los más importantes, los más poderosos: Zeus, Poseidón, Hades, Hera, Atenea, Hermes, Ares, Hefesto, Dionisio, Apolo, Artemisa y Afrodita.

 

Zeus o Ζεύς
Este es el dios más importante, el rey de todos los dioses, el señor de los cielos. Representado por un águila, un rayo y un cetro de mando. Mantiene el orden en el Universo.
Como ya vimos en la Teogonía, fue el responsable de derrocar a los Titanes y liberar a sus hermanos, los otros dioses.
Al ser el más poderoso, nunca ha perdido, solo ha habido un monstruo en toda la mitología griega que ha podido derrotarle: Tifón.
El monstruo Tifón, fue hijo de la madre tierra Gaia y el Tártaro. Su fuerza era como la de un buey y tenía 100 cabezas de serpiente con lenguas negras y ojos de fuego que brotaban de sus hombros. Todas sus cabezas tenían sus propias voces, pro­duciendo indescriptibles sonidos. Una po­día hablar el lenguaje de los dioses, mien­tras otras podían mugir como un toro, rugir como un león, otras ladrar como una jauría de sabuesos o hacer extraños sonidos siseantes… Los ruidos eran aterradores y con ellos Tifón pretendía dominar el mundo.
Cuando puso sus ojos sobre Tifón, Zeus, el dios de los dioses, hizo temblar los cimientos del Olimpo. Sus rayos y el fuego del monstruo causaron tal estrépito en la tierra, en los mares y en el cielo que incluso Hades y los titanes encerrados en el Tártaro se sentaron gritando y temblando de miedo. Zeus reunió todos sus rayos y truenos y descendió del Olimpo para golpear a Tifón y a todas y cada una de sus 100 cabezas. 
 Tifón huyó al monte Casio o Casión que se alza sobre Siria por el norte, y allí los dos se trabaron en lucha. Tifón envolvió a Zeus en sus millares de enroscamientos, le despojó de la hoz y, después de cortarle los tendones de las manos y pies con ella, lo arrastró a la Cueva Coriciana (en Cilicia). Zeus es inmortal, pero no podía mover ni un dedo, y Tifón había escondido los tendones en una piel de oso que vigilaba Delfine, una hermana monstruo con cola de serpiente. 
La noticia de la derrota de Zeus sembró la consternación entre los dioses, pero Hermes y Pan fueron secretamente a la cueva, donde Pan asustó a Delfine con un grito súbito y horrible, mientras Hermes sustraía hábilmente los tendones y volvía a colocarlos en los miembros de Zeus. Pero algunos dicen que fue Cadmo quien engatusó a Delfine para que le entregara los tendones, alegando que los necesitaba para hacer con ellos las cuerdas para una lira con la que iba a tocarle una música deliciosa. Zeus volvió al Olimpo y, montado en un carro tirado por caballos alados, persiguió una vez más a Tifón con sus rayos. Tifón había ido al monte Nisa, en Grecia, donde las tres Parcas le ofrecieron frutos efímeros, alegando que con ellos recobraría su vigor, aunque, en realidad, le condenaron a una muerte cierta. Llegó al monte Hemo en Tracia y, levantando montañas enteras, las lanzó contra Zeus, quien interpuso sus rayos, de modo que rebotaban contra el monstruo causándole espantosas heridas. Los chorros de la sangre de Tifón dieron su nombre al monte Hemo.
El monstruo huyó a Sicilia, donde Zeus puso fin a la lucha arrojando sobre él el monte Etna, sepultando a Tifón y formándose el cráter que vomita lava y fuego hasta nuestros días.


Poseidón o Ποσειδῶν 
El dios encargado de mantener el orden en el océano, él es el señor del mar.
Se representa armado con el tridente, que es el arma por excelencia de los pescadores de atún, y montado en un carro arrastrado por animales monstruosos, mitad caballos mitad serpientes. Este carro se halla rodeado de peces, delfines, animales marinos de toda clase, de nereidas, y genios diversos.
Poseidón no sólo tiene el dominio del mar, sino que también puede desatar tempestades, desquiciar las rocas de las costas con un golpe de su tridente, y hacer brotar manantiales. Desde los tiempos de la Ilíada, Posidón tiene asignado este dominio, como Hades reina en los Infiernos, y Zeus en el Cielo y la Tierra. Sus relaciones con Zeus no son siempre amistosas. Con Hera y Atenea, tomó parte en la conjura divina que tenía por objeto encadenar a Zeus.
Poseidón participó durante un año, junto con Apolo y el mortal Éaco, en la construcción de la muralla de Troya. No obstante, creó un monstruo que salía del fondo del mar y asolaba los pueblos troyanos para vengarse de Laomedonte, que le había negado el salario convenido.
Cuando los mortales se organizaron en ciudades, cada cual tenía por costumbre acoger una divinidad para ser objeto de especial veneración. Pero ocurrían diversos conflictos entre dioses cuando dos o tres de ellos elegían la misma ciudad. Posidón perdió casi siempre. Así, por ejemplo, en Corinto lo venció Helio; en Egina, Zeus; en Naxos, Dionisio; en Delfos, Apolo; en Trecén, Atenea. Pero las dos disputas más conocidas fueron motivadas por Atenas y Argo. Posidón había puesto la mirada en Atenas y había sido el primero en tomar posesión de la ciudad haciendo brotar, con su tridente, un "mar" en la cima de la Acrópolis, se trataba de un pozo de agua salada. Pronto se presentó Atenea, que plantó un olivo y luego reivindicó la soberanía de la ciudad. Ante la disputa, el tribunal falló a favor de Atenea porque había plantado la primera el olivo en la roca de la Acrópolis. Posidón montó en cólera e inundó la llanura de Eleusis. En lo que concierne a la ciudad de Argo, se decidió a favor de la diosa Hera, y Posidón, preso de cólera, descargó su maldición sobre Argólide y secó todas sus fuentes. 
Poseidón había tenido numerosos amores, todos ellos fecundos, como Zeus; pero mientras los hijos de Zeus eran héroes bienhechores, los de Poseidón, como los de Ares, eran casi siempre gigantes maléficos y violentos: con Toosa engendró al cíclope Polifemo; con Medusa, al gigante Crisaor y al caballo alado Pegaso y el cazador maldito Orión fueron hijos suyos. Los hijos que tuvo de Halia cometieron toda clase de excesos y su padre tuvo que sepultarlos bajo tierra para sustraerlos al castigo.



Hades o ᾍδης
Con Zeus y Poseidón, es uno de los tres soberanos que se repartieron el imperio del Universo después de su victoria contra los Titanes: a Hades se le atribuyó el mundo subterráneo, los Infiernos. 
Al nacer, fue tragado por Crono y luego expulsado (como a sus hermanos); participó en la lucha contra los Titanes, y los Cíclopes lo armaron con un casco que volvía invisible al que lo llevaba.
Hades reina en los Infiernos, sobre los muertos, siendo un amo despiadado que no permite a ninguno de sus súbditos a volver a la tierra. Asistido por demonios y todo tipo de genios (Caronte, el barquero, por ejemplo), tiene a su lado a Perséfone, no menos cruel. Ésta había sido raptada en los llanos de Sicilia mientras jugaba y cogía flores con sus compañeras. Perséfone era sobrina de Hades, y él estaba enamorado de ella, pero Zeus, su padre, no había consentido en el matrimonio porque le repugnaba que se quedase eternamente encerrada en el Tártaro. Por eso Hades resolvió raptarla. Más tarde, Zeus ordenó a Hades que Perséfone fuese devuelta a su madre, pero Hades había hecho que su esposa comiera un grano de granada, pues quienquiera que visita el Tártaro y toma en él un alimento cualquiera no puede volver ya al mundo de los vivos. Así pues, Perséfone se vio forzada a permanecer una tercera parte del año junto a Hades.
Hades tambíen interviene en otro mito. La Ilíada cuenta que, cuando Heracles descendió a los Infiernos, Hades quiso impedirle la entrada en su reino y se enfrentó con él; pero Heracles lo hirió de un flechazo en el hombro y el dios tuvo que ser conducido rápidamente al Olimpo, para curarle. Hay variantes que muestran a Heracles abatiendo al dios de una pedrada, pero sea lo que fuera la victoria
quedó para el hijo de Zeus.

                                       


Hera o Ἥρα
La más grande de todas las diosas olímpicas, la esposa de Zeus, o mejor dicho, la tercera esposa de Zeus. De la unión salieron cuatro hijos: Hefesto, Ares, Ilitía y Hebe. El lugar donde se celebró el matrimonio fue en el Jardín de las Hespérides, el símbolo mítico de la fecundidad. Las manzanas de oro de este jardín fueron un presente de Gea a Hera cuando se casó con Zeus, y la diosa las encontró tan preciosas que las plantó en su jardín, al borde del Océano.
Se la representa como mujer celosa, violenta y vengativa. A menudo se irrita contra Zeus, ya que se siente insultada con cada una de las infidelidades de su esposo. Con su odio, persigue a las amantes, e incluso a los hijos que han tenido con el dios. Un ejemplo claro es Heracles, puesto que se atribuye a la diosa la idea inicial de los "doce trabajos", y lo persiguió sin tregua hasta la apoteosis final. Sin embargo, su actitud le costó caro, ya que Zeus la castigó a veces cruelmente.
El atributo ordinario de Hera es el pavo real, cuyo plumaje pasaba por ser la imagen de los ojos de Argo, el "guardián" que la diosa había colocado junto a Io. Sus plantas, el helicriso, la granada y el lirio.
Era la protectora de las mujeres casadas.



Atenea o Ἀθηνά
Es la diosa de la guerra, la civilización, la sabiduría, la estrategia, las artes, la justicia y la habilidad.
Atenea es hija de Zeus y de Metis. Ésta se hallaba en cinta y a punto de dar a luz una hija, cuando Zeus se la tragó. Lo hizo por consejo de Urano y de Gea, que le revelaron que si Metis daba a luz una hija, a continuación tendría un hijo que arrebataría a Zeus el imperio del cielo. Por esa razón, cuando llegó el momento del parto, el padre ordenó a Hefesto que le partiese la cabeza con un hachazo. De la cabeza salió Atenea, completamente armada, que profirió un grito de guerra que resonó en cielo y tierra.
Desempeñó un importante papel en la lucha contra los Gigantes, dando muerte a Palante y Encélado. Una vez desollado el primero, se hizo una coraza con su piel; respecto al segundo, lo persiguió hasta Sicilia, donde lo inmovilizó arrojándole encima toda la isla. También protege a Heracles en el combate, armándolo cuando el héroe se dispuso a emprender sus trabajos, y le concedió también las castañuelas de bronce con que asustó las aves del lago Estínfalo. En pago, Heracles le dio las manzanas de oro de las Hespérides.
Uno de los episodios más importantes de la diosa es la disputa con Poseidón por ser el patrón de Atenas. Finalmente fue Atenea la que se alzó con la victoria.
Atenea permaneció virgen, pero se cuenta que tuvo un hijo, de Hefesto, Erictonio, a quien Atenea consideró hijo suyo, lo educó y quiso hacerle inmortal; lo encerró en un cofre, guardado por una serpiente, y lo confirió a las hijas del rey de Atenas.




Hermes o Έρμῆς
Hijo de Zeus y Maya, la más pequeña de las Pléyades. Nació en una caverna del monte Cileno, al sur de Arcadia. Maya lo había concebido por obra de Zeus en plena noche, mientras dormían los dioses y los hombres. Hermes vino al mundo el cuarto día del mes, y este día le quedó consagrado, su nacimiento fue normal pero ya daba muestras de una precocidad extraordinaria: consiguió desatarse de las bandas con que se envolvía a los recién nacidos y escapar hasta Tesalia, donde su hermano Apolo pastoreaba los rebaños de Admeto. Mientras Apolo, distraído con su amor por el hijo de Magnes, Himeneo, descuidaba sus deberes de pastor, Hermes le robó parte del ganado. Luego, atando una rama a la cola de cada uno de los animales, se los llevó atravesando Grecia, hasta una caverna de Pilos. Sólo había sido visto por un anciano llamado Bato, único testigo cuyo silencio intentó comprar. En Pilos, Hermes sacrificó dos de los animales robados, dividiéndolos en doce partes, una para cada uno de los doce dioses. Luego, después de ocultar el resto del rebaño, huyó a su gruta del Cileno. Al llegar a ella encontró en la entrada una tortuga; que vació y tesó sobre la cavidad de la concha unas cuerdas fabricadas con los intestinos de los bueyes que había sacrificado; de este modo quedó construída la primera lira.
Mientras tanto, Apolo andaba buscando sus bestias por todas partes. Por fin llegó a Pilos, donde Bato le descubrió el escondite. Se trasladó entonces al monte Cileno y se quejó a Maya de los robos de Hermes su hijo; pero Maya le mostró al niño, envuelto en sus pañales, y le preguntó cómo era posible que profiriese contra él una acusación semejante. Entonces Apolo requirió la presencia de Zeus, el cual ordenó al niño que restituyese los animales robados, pese a sus protestas de inocencia. Sin embargo, Apolo había visto la lira en la gruta del Cileno, y oído los sonidos que Hermes obtenía de ella. Seducido, cambió su ganado por el instrumento.
Algo más tarde, Hermes, guardando los rebaños que había adquirido como se ha dicho, inventó la flauta (flauta de Pan). Apolo quiso comprarle este nuevo instrumento musical y le ofreció en pago el cayado de oro que utilizaba para guardar las manadas de Admeto. Hermes le pidió, además, lecciones de arte adivinatoria. Apolo aceptó el trato, y de aquí que la vara de oro (el caduceo) figure entre los atributos e Hermes. Éste aprendió también a adivinar el porvenir sirviéndose de pequeños guijarros. Zeus, satisfecho de la habilidad y actividad de su último retoño, lo nombró su heraldo, consagrándolo particularmente a su servicio personal y al de los dioses infernales, Hades y Perséfone. 
Estos mitos de infancia de Hermes son los únicos en que este personaje desempeña el papel principal. En las leyendas, lo más corriente es que intervenga como figura secundaria, cual agente de la divinidad, protector de los héroes, etc. En la Gigantomaquia va cubierto con el casco de Hades, que convierte en ser invisible al que lo lleva; gracias a ello puede matar al gigante Hipólito. En la lucha de los dioses contra los Alóadas, salva a Ares sacándolo de la vasija de bronce en la que los dos gigantes lo habían metido. También Hermes, de modo análogo, salva a Zeus cuando lucha contra Tifón, logrando quitar al monstruo los tendones del dios, que Tifón había escondido en una piel de oso y cuya custodia había confiado a un dragón, Delfine, mitad mujer mitad serpiente. Sin ser visto por su enemigo, consigue, con la ayuda de Pan, volver a unir los tendones al cuerpo de Zeus, dándole con ello la posibilidad de proseguir el combate.


Ares o Ἄρης 
Ares, era hijo de Zeus y Hera y, por eso, pertenece a la segunda generación de los Olímpicos, a diferencia de sus hermanas Hebe e Ilitía, que son divinidades secundarias. Desde la época homérica, Ares aparece como el espíritu de la Batalla, que goza en matanza y sangre. En el caso de la Guerra de Troya, combatió casi siempre a favor de los troyanos. Sin embargo, como que le importa poco la justicia de la causa que defiende, a veces ayuda a los aqueos. Armado de pies a cabezas, generalmente lo acompañan demonios, que le sirven de escuderos, en particular Deimo y Fobo (el Temor y el Terror), que son hijos suyos, y también a Éride (la Discordia) y Enio.
La mayoría de los mitos en que interviene Ares son narraciones de combates, pero no siempre el dios sale vencedor. Por ejemplo, en la batalla de Troya, Ares combatía al lado de Héctor, que se encontró frente a frente con Diomedes. Acometió en seguida, pero Atenea intervino y desvió la lanza del dios, el cual es herido por Diomedes. Después de un alarido espantoso que oye todo el ejército, el dios huye al Olimpo para que le cure Zeus. Otro infortunio de Ares es su encarcelamiento por los Alóadas, que lo tuvieron, durante trece meses, encadenado y encerrado en una vasija de bronce.
Aparte de las historias de combate, la leyenda atribuye a Ares muchas aventuras amorosas. La más célebre, sin duda, es la que nos lo presenta unido clandestinamente con Afrodita, aunque tuvo muchos hijos con mujeres mortales. Tuvo con Pirene tres hijos: Cicno, Diomedes de Tracia y Licaón, los tres murieron a manos de Heracles.


















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